A Tito Veloz le gusta ser quien es...
A veces Tito Veloz piensa en las cosas. ¿En qué cosas? Pues en las cosas de la vida, y eso es complicado.
A veces Tito Veloz piensa en ser otra persona, por ejemplo, piensa en ser presidente y se ve dando un discurso y recibiendo aplausos.
Otras veces se imagina que es el dueño de la panadería y se ve sentado junto al horno en la mañana, recibiendo el olor delicioso del pan y el calor de la leña.
A veces Tito piensa en ser el maestro del pueblo y se ve rodeado de niños, enseñándoles cosas como hacer música con una peinilla, o fabricar burbujas cuadradas, o descubrir colores.
Cuando abuela dice “Hace mucho tiempo…”, ese “mucho tiempo” se va lejos, a caminos de piedra y carruajes con cortinitas y princesas y gatos.
Cuando dice “Yo recuerdo…”, abuela regresa a una playa, se sienta en la punta del muelle y juega a descubrir veleros de la mano de su padre.
Otras veces dice “Yo creo...”, y se le agrandan los ojos, pues vuelve a ver los trenes que a los seis años le parecían enormes, aunque vinieran al pueblo de vez en cuando, pintados de azul y lentos. Porque en un tren vino el abuelo al pueblo.
CHOCO ERA UN PÁJARO MUY PEQUEÑO QUE VIVÍA A SOLAS. TENÍA MUCHAS GANAS DE CONSEGUIR UNA MAMÁ, PERO ¿QUIÉN PODRÍA SERLO?
UN DÍA DECIDIÓ IR A BUSCAR UNA.
PRIMERO SE ENCONTRÓ CON LA SEÑORA JIRAFA.
—¡SEÑORA JIRAFA! —DIJO—. ¡USTED ES AMARILLA COMO YO! ¿ES USTED MI MAMÁ?
—LO SIENTO —SUSPIRÓ LA SEÑORA JIRAFA—. PERO YO NO TENGO ALAS COMO TÚ.
CHOCO SE ENCONTRÓ DESPUÉS CON LA SEÑORA PINGÜINO.
—¡SEÑORA PINGÜINO! —EXCLAMÓ—. ¡USTED TIENE ALAS COMO YO! ¿SERÁ QUE USTED ES MI MAMÁ?
Margarita era una niña muy alegre y divertida, tenía el cabello rubio, muy largo, ojos azules, piel muy blanca con pequitas sobre la nariz, le gustaba ir a la escuela y tenía muchas amigas.
Pero había algo en su vida que no le gustaba para nada, su nombre, siempre se preguntaba por qué no se llamaba Mariana, Silvana, Agustina o Cecilia, o algún otro nombre más sofisticado que Margarita. Su mamá le decía que Margarita simbolizaba la simpleza, la dulzura y el aroma de la flor más sencilla pero la más linda y duradera de todas las flores del universo.
Esto no conformaba a la niña y cada día estaba más disconforme y hasta le estaba cambiando el carácter, se había vuelto descortés y siempre se la veía de mal humor.
CUENTO 1: LA MARGARITA FRIOLENTA, DE FERNANDA LÓPEZ DE ALMEIDA
HABÍA UNA VEZ UNA MARGARITA EN UN JARDÍN. CUANDO CAYÓ LA NOCHE, LA MARGARITA COMENZÓ A TEMBLAR. EN ESO, LLEGÓ VOLANDO UNA MARIPOSA AZUL.
—¿POR QUÉ ESTAS TEMBLANDO? —PREGUNTÓ LA MARIPOSA.
—¡FRÍO! —ES HORRIBLE TENER FRÍO. ¡Y EN UNA NOCHE TAN OSCURA!
LA MARGARITA MIRÓ DE REOJO A LA NOCHE Y SE ACURRUCÓ EN SUS HOJAS.
Cuento 1: LA HISTORIA DE UNA HOJA...DE CARPETA
Era un hoja de carpeta.
Tenía algunas palabras escritas y un manchón.
Por eso quedó olvidada debajo del pupitre de una escuelita rural.
Como ya habían comenzado las vacaciones la hoja, aburridísima, suspiraba y dormía todo el día.
Una vez soñó que un chico hacía con ella un avión y llegaba hasta las nubes blancas. Otra vez que la convertían en barco y que viajaba por ríos y mares.
Una mañana los pintores llegaron a la escuela con baldes y pinceles y corrieron los bancos dispuestos a acondicionar las aulas.
Sepo se despertó.
—¡Maldición! —dijo—. Esta casa es un desorden. Tengo un montón de cosas que hacer.
Sapo miró por la ventana.
—Sepo, tienes razón —dijo Sapo—. Es un desorden.
Sepo se tapó la cabeza con las mantas.
—Lo haré mañana —dijo Sepo—. Hoy pasaré el día tranquilo.
Sapo entró en la casa.
—Sepo —dijo Sapo—, tus pantalones y tu chaqueta están tirados en el suelo.