
Había una vez un niño que nunca había sido feliz, al terminar sus deberes, pasaba todo su tiempo libre en su habitación mirando la televisión y jugando con su ordenador. Un día cansado de todo ello, tomó una hoja de papel y se puso a dibujar. Trazó un círculo con un compás, con la regla dibujó un triangulo en su interior, cuando terminó de colorear su dibujo, entró por la ventana una pequeña mariposa dorada.
"Buenos días hermoso niño, yo puedo hacer cumplir tus deseos, pero sólo los buenos y justos que hay en tu mente".
Dicho esto la mariposa con un susurro de sus alas, hizo aparecer en el aire una escalera e invitó al niño a trepar por ella cada vez más alto.