Una noche, el Búho bajó a la orilla del mar. Se sentó sobre una gran roca y miró las olas.
Todo estaba oscuro. Entonces, la puntica de la Luna apareció sobre el borde del mar. El Búho contempló la Luna subir cada vez más alto en el cielo.
Pronto la Luna estuvo brillando entera y redonda.
El Búho se sentó en la roca y miró a la Luna durante un largo rato.
—Si yo estoy mirándote a ti, Luna, tú debes estar también mirándome a mí. Tenemos que ser muy buenos amigos.