domingo, 26 de mayo de 2013

2 cuentos de Gustavo Roldán


Don sapo vuelve de Buenos Aires y los otros animales del monte le piden que cuente lo que ha visto. Y así él va desgranando para los oídos curiosos del piojo, el yacaré, los monos, el coatí y demás las cosas raras que hay en la ciudad, sus costumbres raras, su idioma raro y los cuentos raros que allá cuentan a los chicos…

Cuento 1:
UNA PIEDRA MUY GRANDE


Esa tarde la lluvia caía y caía y un olor a tierra mojada llenaba el monte.

—¡Eh, don sapo! —gritó el piojo desde debajo de la panza del ñandú—. ¡Aquí no nos moja la lluvia! ¡Qué oportunidad para que nos cuente un cuento!

—¡Un cuento de Buenos Aires, don sapo! ¡Cuéntenos más de Buenos Aires! —pidió la garza blanca.

—¡Eso, don sapo! —dijo el quirquincho—. ¿Qué les gusta a los que viven allá? ¿Tienen buena tierra? ¿Les gusta el olor de la tierra mojada?

—Son raros, no tienen tierra a mano, los pobres.

—¿Cómo?


—¿Qué no tienen tierra?

—¡No puede ser, don sapo!

—¡No nos hagas bromas, don sapo! ¡Cómo no van a tener tierra!

—Ya les explico. Tienen que pensar que allá las cosas son diferentes.

—Sí, pero no puedo creer que no tengan tierra.

—Y sin embargo es así. Todo todo es como una piedra muy grande y chata.

—¿Una piedra muy grande?

—Sí. Tapa todo el suelo.

—¿Tienen el suelo forrado?

—Sí, pero en el fondo se ve que la tierra les gusta, porque vuelta a vuelta la rompen y hacen grandes pozos, y ahí, debajo de la piedra, tienen tierra.

—¿Y qué hacen con esa tierra?

—La sacan afuera, la tienen algunos días amontonada y después la vuelven a meter al pozo y la vuelven a tapar con la piedra.

—¿Y siempre hacen eso?

—Todos los días. Cuando tapan un pozo se van un poco más allá y cavan otro pozo.

—¿Y después lo tapan otra vez?

—Claro, pero otro poco más allá vuelven a cavar otro pozo.

—¿Y así toda la vida?

—Parece.

—¡Pero no tiene sentido, don sapo!

—Mire m'hijo, no se apure a juzgar. Se ve que a ellos les gusta hacerlo, y bueno. Lo que les aseguro es que cavan y cavan y rompen las piedras todo el día.

—Bueno, don sapo, pero lo que no entiendo es por qué no dejan toda esa tierra afuera del pozo y listo. La tienen a mano para toda la vida.

—Es que allá tienen muchas leyes, y parece que la ley dice que tiene que ser así.

—Bueno, unos cavan y cavan. ¿Y qué hacen los otros?

—Se paran y miran dentro del pozo. Se paran y miran. Por eso digo que les gusta la tierra.

—¡Pobres! ¡Qué mala suerte tener esa piedra arriba! ¡El trabajo que les cuesta!

—Y bueno, amigo piojo, son cosas de la vida. No a todos nos toca la suerte de vivir en el monte.


FIN


UNA PIEDRA MUY GRANDE, por Gustavo Roldán, de "SAPO EN BUENOS AIRES"

Visto y leído en el blog: Sonó el timbre… de Sandra Vallini
http://elblogdesandrav.blogspot.com.ar/2012/12/una-piedra-muy-grande-gustavo-roldan.html



Más Sapo en Buenos Aires...


Cuento 2: UNA CARA MUY FEA




El piojo daba vueltas y vueltas y pegaba grandes saltos mortales arriba de la cabeza del ñandú.

—Eh, compadre, ¿qué le anda pasando? Me está haciendo un revoltijo en las plumas.

—Es que estoy ordenando mis ideas, pero ya están a punto. Mire, ahí llega don sapo para resolver mis dudas.

—Lo escucho y contesto como contestador automático. ¿Qué dudas anda teniendo amigo piojo?

—Don sapo, lo que no me puedo imaginar es cómo son esas gentes. ¿Son lindos? ¿Son feos?

—Feos, m'hijo. Muy feos.

—Eh, don sapo, usted siempre dice que no hay que andar criticando, y ahora nos viene con eso…

—Es que no lo digo yo. Es la opinión de ellos mismos.

—¿Dicen que son feos?

—No es que lo digan, pero siempre se andan tapando el cuerpo con trapos de colores. Apenas se dejan sin tapar la cara. Y si se esconden tanto, no debe ser porque se sientan lindos…

—¿Todo el cuerpo tapado? ¿Aunque haga calor?

—Todito, m'hijo. Todo tapado. Y lo peor, tienen que trabajar toda la vida para comprar esos trapos.

—¿Trabajar toda la vida? —dijo el monito sorprendido—. ¿Tantos tienen que comprar?

—Muchos. No, muchos no, muchísimos. Compran unos para trabajar, otros para pasear, algunos para usar de día, otros de noche. Unos para los días comunes, otros para los días de fiesta…

—¡Están todos locos!

—No diga eso m'hijo. Si así están contentos…

—Bueno, estarán contentos, pero cómo se deben sentir de feos para hacer todo eso.

—Don sapo —dijo la garza blanca—, ¿y la cara? Porque usted dijo que en la cara no se ponen trapos.

—No, ahí no.

—Entonces no se ven tan fea la cara.

—No crea, m'hija, no crea. No se ponen trapos, pero ni le cuento lo que hacen, en especial las mujeres: ¡Se pintan de todos los colores!

—¡Eh, don sapo!, ¿no nos está haciendo un cuento? —dijo el piojo.

—¿Un cuento? ¿Una mentira? ¿Yo? ¿Me creen capaz de andar inventando historias? No, m'hijo, todo lo que digo es cierto. Se pintan la boca, los cachetes, los ojos; de rojo, de verde, de azul, de negro, de cualquier color.

—¿Se pintan toda la cara?

—Toda, y de varios colores a la vez.

—¿Hasta las orejas?

—No, las orejas es lo único que no se pintan.

—Ah, bueno, por lo menos se ven lindas las orejas.

—Yo no dije eso. Dije que no se pintan.

—Por eso, será porque no se las ven tan feas.

—Es que hay otras cosas. No se pintan pero se hacen un agujero y se cuelgan piedritas de colores.

—Don sapo —dijo con un poco de timidez el monito—, usted sabe que nosotros le creemos todo lo que nos cuenta, pero eso de que alguien se haga un agujero en la oreja y se cuelgue piedritas de colores… No, don sapo, eso no puede ser cierto.

—Mire, m'hijo, sé que algunos dicen que soy un sapo mentiroso, a lo mejor por alguna mentirita que dije cuando chico, pero ahora estoy hablando en serio. Y el sapo se fue silbando a pegar una zambullida en el río.

Los bichos se quedaron un rato callados, pensando. Después el mono dijo:

—¡Añamembuí! ¡Qué lindo miente don sapo!

—Cierto —dijo el tapir—, un poco más y me hace creer que en Buenos Aires se agujerean las orejas y se cuelgan piedritas de colores…

—Y bueno —dijo el piojo—, aunque mentiroso, habría que darle un premio por la imaginación que tiene. ¡Pero miren si uno va a creer todas esas cosas!



FIN

“Sapo en Buenos Aires”. Cuentos clásicos de Gustavo Roldán, con ilustraciones de Luis Scafati.
(Desde 8 años) Edit. Alfaguara Infantil

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Visto y leído en 35 Cuentos para Primaria (Scribd)
http://es.scribd.com/doc/62460991/35-Cuentos-Para-Primaria-2011

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Más Gustavo Roldán


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4 comentarios:

  1. ME ENCANTARON ESTOS CUENTOS. ME HACEN REGRESAR A LA INFANCIA. Y EL DESEO DE LLEVAR A MIS NIÑOS DEL MONTE SANTIAGUEÑO JOYAS DE LA LITERATURA INFANTIL. MIL GRACIAS!!!

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  2. HERMOSO LEER A GUSTAVO ROLDAN, LAS HISTORIAS DE DON SAPO SON MUY DIVERTIDAS.

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  3. Me encantan los cuentos de Gustavo Roldan, tengo que hacer una narración y elegí una cara fea de don sapo en Buenos Aires

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  4. Un inmenso placer leer a Gustavo Roldán!!!

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