sábado, 22 de diciembre de 2012

Cuento: ASI NACIÓ NICOLODO. Por Graciela Montes


Papitodo era principalmente un odo, así que usaba flequillo y zapatos redondos. Y era amable con todos. Por ejemplo, jamás pasaba al lado de una hormiga sin decirle buenos días y los gusanos, que son un poco lentos, los dejaba pasar primero.

Como bien se sabe, los odos suelen vivir en latitas de azafrán, pero Papitodo alquilaba un cuarto en la Lata de Arvejas del odo Pancho porque en ese tiempo escaseaban mucho las latitas.

Papitodo era pintor. Pintaba los faroles de la plaza, las chimeneas de los caracoles, los pasillos de las casas de las hormigas y, si lo dejaban, era capaz de pintar los pastitos uno por uno, porque Papitodo era un pintor de alma y le encantaba pintar, de colorado y de azul, a rayas y a cuadritos, del revés y del derecho, con brocha y con pincel. Así se iba a trabajar muy contento todas las mañanas.


Sin embargo, un día viernes se asomó afuera, vio que el cielo estaba gris, se puso a llorar hojitas y dijo:

—Los viernes siempre llueve. (Aunque no era cierto. Pero Papitodo estaba tristón y se le daba por pensar cosas tristonas.)

Se tomó dos o tres mates, mordisqueó un pastito, se puso el mameluco, se agarró un tarrito de pintura y pensó con un suspiro:

“Estoy muy solo. Hoy pintaría todos los pastitos de negro”

(Por suerte no se conseguía negro por esa zona, así que los pastitos pudieron seguir siendo verdes.)

Y se fue caminando hacia la parada del ciempiés, tan distraído que casi se lleva por delante un cartel amarillo que decía:

“Lentejas. Botones chicos. Caramelos. También hay paraguas”

“Eso , eso, paraguas”, se dijo Papitodo. “Hoy seguro que llueve”

Y sin pensarlo dos veces golpeó la latita del cartel.

—¿Tiene paraguas? —preguntó en cuanto vio que alguien levantaba la tapita.

—Tengo lentejas, botones chicos y caramelos. Y también un paraguas colorado. Si quiere se lo puedo prestar —dijo Mamitoda, que estaba muy linda con su flequillo recién peinado.

Papitodo la miró, la miró, se puso muy colorado y enseguida se enamoró. Y, como ya se había olvidado del paraguas, se llevó dos lentejas, un botón de cuatro agujeros y medio caramelo; todo lo que podía cargar. Y dijo hasta mañana.

Mamitoda se miró los pies porque era un poco tímida y se pasó la mano por la cabeza para ver si estaba bien peinada.

Papitodo estaba contentísimo, tan contento que casi se equivoca de ciempiés y se toma el que iba al Terreno de Enfrente. Mientras pintaba los faroles de La Plaza Grande, cantaba:

Los viernes siempre hay sol,
siempre hay sol,
siempre hay sol,
sieeeeeeempre hay sooooooool.


(Aunque no era cierto)

Al día siguiente se lustró los zapatos, se puso un chaleco a rayas y fue a la latita de Mamitoda. Golpeó dos veces y, en cuanto oyó que alguien levantaba la tapita, dijo rápido rápido para no sentir vergüenza:

—Casáte conmigo. Andá, dale, casáte.

Mamitoda se había vestido de azul y dijo que sí, que se casaba porque ella también estaba enamorada.

Ese día se fueron a tomar un pastito helado a la plaza y el miércoles, bien temprano, hicieron las valijas y se mudaron al Terreno de Enfrente porque les habían dicho que allí era más fácil encontrar latitas de azafrán vacías.

Papitodo pintaba faroles y chimeneas y Mamitoda vendía lentejas, botones chicos y caramelos. Los domingos de tarde iban al charco a pasear en sapo.

Un día como otros días Mamitoda dijo tocándose la panza:

—Me parece que va a nacer Nicolodo.

—A mí también me parece –dijo Papitodo después de mirarla un rato.

Y así nació Nicolodo. Y después nacieron sus hermanitos.



FIN ✿◕‿◕✿



Montes, Graciela (1986) Así nació Nicolodo. Colección: Los cuentos del Chiribitil Nº5. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina. Este cuento fue publicado por primera vez en 1977, por la misma editorial

Visto y leído en: Graciela Montes /Cuentos con odos y más (Profesora Matilde Orciuoli)

http://es.scribd.com/doc/49201397/Odos-G-Motes

Revisado en: Material digitalizado de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Mar del Plata (Archivo PDF)

http://pdfhumanidades.com/sites/default/files/apuntes/012%20-%20As%C3%AD%20naci%C3%B3%20Nicolodo.pdf

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Ilustración: ©Julia Díaz (escenógrafa, ilustradora y escritora argentina)

http://juliadiaz.com.es/index2.php


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Algunos datos acerca de los odos:

Los odos son chiquitos.
Los odos usan flequillo y zapatos redondos.
Los odos juegan al fútbol con arvejas.
Los odos viven en latitas de azafrán.
La mayor parte de los odos viven en el Fondo del Jardín o en el Terreno de Enfrente.
Los odos comen pasto. También toman mate.
Los odos no vuelan.
Es muy común ver a un odo sentado arriba de un trébol petiso.
Cuando saludan, los odos dicen: AO.
Cuando están asustados, los odos dicen: LU.




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